La poesía y la ceguera pueden ser grandes aliadas...



Lo primero que se viene a la mente, al saber de un escritor que se queda ciego, es que ha sido golpeado por la más grande de las desgracias. Todo ese mundo del cual se nutre, se impregna, se rodea y el cual es finalmente también el destinatario de su quehacer, esta íntimamente ligado a pequeños, pero en extremo significativos, signos: las letras, las cuales requieren de ese primordial sentido, en este caso perdido, para poder captarlas, procesarlas y finalmente expresarlas y lograr una amplia y efectiva comprensión.¿Cómo se entiende un escritor sin vista?, sería como un corredor sin piernas o un músico sin oído, o un chef sin gusto u olfato.

Esta posición representa, lo que es evidente, la capa más superficial de este complejo dilema. Pero todo comienza a tomar un nuevo entendimiento cuando se es capaz de mirar de una perspectiva diferente, cuando se logra correr el velo y destapar los ojos de la razón.

Entonces, ya no hablamos de una visión denotada, literal, explícita. Ahora hablamos de la visión connotada del poeta. De aquel que ve las letras en colores, el que puede detectar la fuerza o la debilidad en cada palabra, aquel que escucha el sonido, el “crujir” de cada término. Y para el cual las palabras, son ahora signos que rebasan su primer significado. Más aún en la poesía, que a diferencia de la prosa, se caracteriza por un ritmo especial, de rimas, de un esquema métrico y otros muchos elementos que privilegian la musicalidad de este género.

El poeta, aunque lleve sus ojos blancos, no ha perdido su visión interior, quizás hasta la ha podido acrecentar con imágenes, formas o colores que sólo él ve.

Esta es la ceguera, vista como un instrumento del destino, como material para el arte, que le confiere al poeta la posibilidad de desarrollar y enriquecer de manera inmejorable su mundo interior, el cual se convierte en su principal fuente de inspiración.
Tal como lo dice Borges, al quedar ciego y saber lo que se había perdido, tomó una importante decisión, concentrarse en crear su devenir, su propio futuro. Y bueno, de muchos es reconocido su prolífica obra, ejemplo de que su ceguera no fue ningún impedimento.


Al contrario, cabe preguntarse si Borges no hubiera sido ciego, ¿Se habría convertido en la personalidad literaria que ahora conocemos?
Borges no ha sido ni el primero ni el último. El mismo se encargó de enumerar a varios grandes de la letra, que ciegos como él, vivieron siempre por y para las letras. Tres importantes Directores de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires han sido ciegos.

¿Selección o simple coincidencia?

Trabajo Grupal... Sobre el texto: "La ceguera" de Jorge Luis Borges...

Psicología_Primer año_UNAB

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